jueves, 28 de mayo de 2015

Oscuridad.

No se echarte de menos. 
Se me dio muy bien echarte de más, no necesitarte. 
Y créeme, se estaba muy bien sin ti. 
Ha llegado el momento en el que no estás. 
Ya no te quiero. Ya no hay amor. Tan solo hay un resentimiento por lo vivido. 
Hay dolor. Oscuridad. Y escuece. Escuece cuando alguien, alguien que no tiene culpa de nada intenta abrirse paso entre todas las heridas que dejaste, y no consigue pasar. 
Acaba siendo arrastrado por el torrente de lágrimas saladas que salen de mis ojos, esas que no se pueden contener frente a tus recuerdos. 
Sólo me queda preguntarme el porque. 
¿Por qué tuve que ser una más de todas? ¿Por qué solo fui una víctima más de todos tus planes?
Te di hasta mi primera aspiración de oxígeno. Contigo volví a nacer para volver a morir. 
Y ahora solo quedo yo, en un mundo de oscuridad y dolor. 
Aunque como compañeras, siempre tendré las cicatrices que dejaste en mi piel, de tus palabras cargadas de fuego. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario