jueves, 28 de mayo de 2015

Oscuridad.

No se echarte de menos. 
Se me dio muy bien echarte de más, no necesitarte. 
Y créeme, se estaba muy bien sin ti. 
Ha llegado el momento en el que no estás. 
Ya no te quiero. Ya no hay amor. Tan solo hay un resentimiento por lo vivido. 
Hay dolor. Oscuridad. Y escuece. Escuece cuando alguien, alguien que no tiene culpa de nada intenta abrirse paso entre todas las heridas que dejaste, y no consigue pasar. 
Acaba siendo arrastrado por el torrente de lágrimas saladas que salen de mis ojos, esas que no se pueden contener frente a tus recuerdos. 
Sólo me queda preguntarme el porque. 
¿Por qué tuve que ser una más de todas? ¿Por qué solo fui una víctima más de todos tus planes?
Te di hasta mi primera aspiración de oxígeno. Contigo volví a nacer para volver a morir. 
Y ahora solo quedo yo, en un mundo de oscuridad y dolor. 
Aunque como compañeras, siempre tendré las cicatrices que dejaste en mi piel, de tus palabras cargadas de fuego. 

viernes, 3 de abril de 2015

Eras.

¿Y qué hago con estos pensamientos atronadores en mi cabeza?
¿Qué hago con los recuerdos que vuelven a mi mente?
¿Qué hago con lo que fuimos? Sí, fuimos. Ese algo que ya no somos; que ya no seremos.
Dime, tú que siempre tenías la última palabra para todo.

No querías escuchar lo que te gritaba en silencio.
Ignorabas mis palabras cuando te suplicaba un poco de atención.
Eras... Y es una lástima hablar en pasado, pero es así.
Eras. Ya no eres.
Eras. Eras algo que ya no puedes ser.
Eras. Eras algo que nunca más volverás a ser.
Dueles. Y eso sí que es ahora, eso sí que es presente.
Dueles, pero no dueles tú.
Dueles, pero por culpa de tus mentiras.
Dueles, por culpa de tu engaño.
Dueles... simplemente dueles, por haber jugado con lo que te entregué.
Dueles... Porque siempre te di todo.
Dueles... Porque de ti no recibí nada.
Dueles... ¡Claro que dueles!

Dueles... Porque ya no eres. Eras.